miércoles, 24 de noviembre de 2010

FUTBOL EN JUEGO

Ahí te va…

Ante todo, un cordial saludo para el lector, del cual personalmente me había distanciado. Las razones que me llevan a redactar estas líneas: sorpresa, indignación, tristeza... mucho por decir, mucha tela que cortar…

El pasado domingo 21 de Noviembre de 2010 se jugó el derbi capitalino. En las gradas y en la tribuna se vivió una agradable fiesta de futbol, en un campo que vale la pena mencionar, estaba bastante deteriorado. Sin embargo, ni el estado del terreno, ni la lluvia que arreció al final, pudieron detener lo que fue un buen partido, que culminó en un empate 2-2, nuevamente con protagonismo de la terna arbitral.

Personalmente felicito a la directiva del Deportivo Petare, porque aunque es del conocimiento de todos que esta convocatoria de hinchas “azurri” presentada el domingo por los petareños tuvo un aliciente especial, dada la tradición de este derbi capitalino y el torneo en juego; en las grada norte tuvimos presencia; y eso es gratificante. Esperemos que el apoyo de la alcaldía Sucre les siga siendo provechoso y continuo; y puedan así contribuir como institución de tradición, al crecimiento del futbol en la capital y en nuestro país.

Sin embargo, al final una amarga sorpresa se acercaba a la Grada Sur, donde me encontré a lo largo del juego, como cada dos (02) Domingo, y desde hace poco más de dos (02) años. No voy a caer en dimes y diretes, ni en rumores de red social, me dedicaré a relatar lo que personalmente pude detallar, lo cual posiblemente tenga coincidencias con preguntas y denuncias mencionadas por terceros. No hablo en representación de la barra, ni de ningún grupo o frente, hablo representándome a mi persona, a mi opinión, lo que pude ver como hincha, sólo otra visión más.

En principio, noté una grandísima cantidad de efectivos policiales, me pareció bastante extraño. No se hablaba de un Caracas F.C. vs Deportivo Táchira, no se hablaba de una final; sí es un juego de tradición en Caracas e importante como todos, pero la cantidad de personas que podrían esperar, aún cuando fuese la mayor asistencia reportada en la jornada, no justificaba la cantidad de oficiales de la “Policía” Metropolitana, sin embargo, no tuvo relevancia… hasta entonces.

Quizás por despistado o porque realmente nunca ha sucedido, me sorprendió ver por primera vez en el tiempo que tengo asistiendo al Olímpico, que los efectivos policiales subiesen a las gradas durante el juego. Llegaron a las inmediaciones de la Curva sur, por donde generalmente se ubica la gente del 23 de Enero.

Una vez el ingreso de los oficiales hacia el sitio mencionado, hubo una molestia clara por parte de la hinchada. ¿Cuál era el sentido de ese ingreso? Nunca lo supe, realmente tienen la autoridad para hacerlo, pero ¿Qué consiguieron? ¿Por qué reclamar un protagonismo que no tenían ni que buscar? El juego trascendía sin problemas y si acaso, apenas se les habría mencionado en un canto, los cuales sí se hicieron notar luego a su entrada en la grada, y aún sin darles tampoco mayor interés, porque finalmente abandonaron… ¿quién provocó a quién?

No digo que haya sucedido o no, pero personalmente en esa breve estancia de los oficiales, que repito no entendí, no vi que se les agrediese físicamente, discúlpenme si me equivoco, pero no lo vi. Luego sí confieso que le fue lanzado un hielo que impactó en un oficial. Es incorrecto, sabemos que no es nuevo y que está mal, son cosas que se irán mejorando en la medida de lo posible, afortunadamente el oficial estaba bien.

Al pitazo final, me fui con el grupo que asisto comúnmente, y noté que uno de los portones grandes a la salida estaba cerrado. ¿Lo abrieron después? no lo sé, pero ¿Por qué estaba cerrado?... más y más preguntas de distintas situaciones, atípicas.

Ni el más crítico individuo ligado al balompié nacional puede negar que, dentro de la deplorable ola de violencia que vive nuestro fútbol, la Barra del Caracas F.C. ha venido demostrando una mejora en su conducta desde lo ocurrido en la Libertadores pasada, salvo hechos aislados, como lo sucedido en el Olímpico contra el Aragua, hace un par de fechas atrás; cosa que se criticó internamente y hasta tuvo muy poco apoyo. Pero el juego del domingo NO fue otra excepción, ese juego trascendió como cualquier otro partido, en absoluta normalidad.

Cuando llegué a mi destino, al consultar las redes sociales, comencé a ver la redacción desesperada y sorpresiva de los aún presentes. Relataban lo que todos pudimos presenciar, porque afortunadamente se grabó, las dantescas imágenes que quedaron documentadas. Uso excesivo de la fuerza policial contra las personas restantes de la barra del Caracas F.C; hasta ahora sin una razón aparente; y como agravante, enfrente de menores de edad, en absoluta violación de la ley orgánica de Protección al niño y al adolescente LOPNA.

Destrucción del patrimonio de la UCV por parte de las fuerzas policiales. Repito, no estaba intacto, culpen a la hinchada si así lo desean por lo deteriorado que ya se encontraba, pero ¿no son esos oficiales, ahora convertidos en los más infames animales salvajes, atacando con toda brutalidad y resentimiento, los que deberían dar el ejemplo?; ¿quién es el vándalo ahora?

Destrucción de los instrumentos que animan los cantos de la Barra y arremetiendo físicamente contra los músicos. Juventud caraqueña que dentro de esos noventa minutos se encuentra demasiado ocupada llevando el ritmo de los cantos de la barra, demasiado ocupados como para lanzar algo al terreno que no sea un canto de aliento o protesta. No estoy al tanto aún si los trapos de la barra también resultaron destruidos. Esta gente estaba simplemente recogiendo…

Quiero resaltar un hecho importante que pude ver en los videos y en el tiempo que estuve en el estadio ese domingo. NO EXISTIÓ ENFRENTAMIENTO. Fue un ataque que tomó por sorpresas a muchos hinchas, los pocos que quedaban recogiendo y a los que nos habíamos ido. Y con la más absoluta COBARDÍA, porque fue contra muy pocos aficionados, los que quedaban en el recinto. Otra pregunta... ¿Dónde estaba la seguridad privada?

¿El saldo? Heridos de bala, heridos de perdigón, de peinilla. ¿Por qué? No lo esperábamos, porque no hicimos nada…. Y con absoluta sinceridad, en lo personal, esa reacción nos tomó por sorpresa.

Esperemos sea éste un momento de reflexión, para que dentro de nosotros mismos cada quien analice lo sucedido y se pueda alcanzar algo positivo luego de semejante brutalidad de parte de estos “miserables”. Confío en que el Ministerio Público y los Tribunales competentes sí sepan hacer uso correcto de su magistral envestidura.

La barra irá mejorando su comportamiento, y no será a punta de peinilla ni arremetiendo con cascos, se mejorará porque lo hemos venido logrando entre nosotros mismos. Esperemos que esto trascienda igualmente a todas las hinchadas del país, a las cuales brindo mi respeto, porque a fin de cuenta, más allá de los colores y que nos “puteemos” por noventa minutos en la cancha, somos todos venezolanos y en nuestras manos está disminuir esta ola de violencia, tómenlo como deseen... Nuestro futbol está en juego, y está demostrado que por ahora, no podemos esperar pro actividad o iniciativas de la Federación.

Finalizo agradeciendo enormemente a los periodistas e hinchas que grabaron lo sucedido, a los que pudieron asistir a la Fiscalía, y a los jugadores quienes, muy a diferencia de la Directiva, rechazaron con propiedad y contundencia las acciones fascistas del organismo de “Seguridad” contra nuestra hinchada; y quienes además, no conforme con eso, se solidarizaron en la restauración de los bienes materiales afectados. Eso demuestra que la familia del Caracas F.C. cada día crece más en gente y calidad humana; y ahora es cuando menos nos vamos a callar… DALE RO!!

El Diego

@Diego_KlanDanga

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